La prisión de Black Rock es una
novela seriada de fantasía urbana que realmente engancha; al menos a
mí ha conseguido mantenerme en vilo a la espera de la siguiente
entrega. Misterios, sucesos sobrenaturales y personajes enigmáticos
envueltos en turbios secretos se entrelazan para forjar una historia
entretenida y absorbente que se va complicando con cada nuevo
episodio.
La novela tiene tantos personajes y
tantas historias que se entrecruzan que es muy difícil hacer un
esbozo del argumento. Comentar solo que el personaje principal es
Kevin Peyton, el propietario de una funeraria que es enviado
injustamente a la prisión de Black Rock, un lugar terrible y
despiadado, mágico, llenos de oscuros secretos: nadie sabe dónde
está exactamente, y solo los autobuses de la prisión pueden llegar
hasta allí. Peyton tendrá que adaptarse a ese lugar tan duro y
enigmático, en el que se sucederán acontecimientos cada vez más
inverosímiles.
Una de las cosas que más me gusta de
la novela es la ambientación y descripción de la cárcel y de lo
que allí sucede. Puedes sentir y palpar la opresión y la angustia
que envuelve al protagonista. Es un lugar con magia (no en el sentido
literal, obviamente, aunque de esa también hay, y mucha).
El estilo de escritura es muy ágil y
sencillo, con escenas cortas que van alternando distintos personajes.
De momento se han publicado cuatro
partes (la primera de las cuales se puede descargar gratuitamente en
Amazon), sin que se sepa cuántas son en total. La lectura de cada
nueva entrega se hace muy corta (casi que pasa en un suspiro),
dejándote a la espera de que se publique la siguiente. Ese es quizá
el aspecto más negativo de esta novela.
No es posible dar un valoración
global, ya que la novela está incompleta. ¿Estará el final a la
altura de las expectativas creadas? ¿O nos defraudará? Yo confío
en que sí, en que va a ser sorprendente.
En definitiva, una novela de intriga
por entregas altamente recomendable siempre que no te importe esperar
para poder llegar al desenlace.