Autor: Connie Willis
Título (dos partes): El apagón y Cese de alerta
Editorial: B de Books
Sinopsis: Universidad de Oxford, 2060. Los viajes en el tiempo son habituales
entre los historiadores para investigar el pasado. Tres jóvenes
historiadores son enviados a la Inglaterra de la década de 1940 para
conocer la época de primera mano. Polly Churchill se desplaza hasta
Londres en pleno bombardeo nazi para observar las vidas de las empleadas
de unos grandes almacenes. Mike Davies se hará pasar por periodista
norteamericano para cubrir la evacuación de Dunquerque. Y Eileen
O’Reilly entrará a formar parte del servicio de una finca de
Warwickshire a fin de observar los numerosos grupos de niños que llegan
evacuados de Londres. En principio, nada se sale de lo meramente
rutinario. Pero al llegar a sus destinos, los historiadores advierten
que han errado el momento de arribo no por unas pocas horas (como es
habitual), sino por varios días. Pronto resulta evidente que está a
punto de suceder un tremendo desastre que podría perturbar tanto el
pasado como el futuro.
Empecé a leer esta bilogía (o, mejor
dicho, enorme novela partida en dos) con ilusión, ya que desde hace
tiempo soy fan de Connie Willis y he disfrutado con varias de sus
novelas, como El libro del día del juicio final u Oveja
mansa. Sin embargo, el resultado ha estado bastante por debajo de
mis expectativas.
Es bien conocida la capacidad de esta
autora de llenar páginas y páginas de forma amena sin que ocurra
realmente nada importante. Sin embargo, en esta ocasión creo que no
lo ha conseguido, ya que la longitud de la obra (más de 1200
páginas) es desproporcionada para lo que se relata.
El argumento, valorado en su conjunto,
es coherente y está bien hilado, siempre teniendo en cuenta que una
historia de viajes en el tiempo conlleva contradicciones
insoslayables. La autora transmite muy bien la angustia y los
sentimientos de los personajes. El final me ha gustado, todas las
subtramas quedan bien engarzadas y se resuelven todos los enigmas.
Otro aspecto positivo es la interesante
descripción de la vida en Inglaterra durante los momentos más
críticos de la Segunda Guerra Mundial, a través de los ojos de los
personajes.
Sin embargo, el punto débil del relato
es su excesiva longitud, que hace que resulte pesada de leer. El
texto es repetitivo hasta la saciedad, una y otra vez se describen
vivencias, problemas y pensamientos similares, lo que hace que la
mayor parte del tiempo la narración permanezca estancada. En algún momento estuve
a punto de abandonar el libro.
En definitiva, ésta es una novela de
un nivel inferior al de otras obras de la autora, aunque, de
haber tenido una extensión adecuada (300 o 400 páginas a los sumo),
habría mejorado bastante.